Una visita a la Unidad 34 de Melchor Romero, que permitió contrastar la realidad vigente en la Provincia con la experiencia italiana en materia de sistemas y dispositivos para alojar a usuarios de servicios de salud mental inimputables o en conflicto con la ley penal, encabezó el Defensor del Pueblo Adjunto en Derechos Humanos y Salud de la provincia de Buenos Aires, Marcelo Honores.
En rigor, Honores acompañó durante la recorrida al establecimiento de Romero al coordinador del Servicio de Habilitación y Residencia de la dirección de Salud Mental de Trieste, Alexandro Norbedo, que integra el equipo que conduce el psiquiatra italiano Franco Rotelli, presidente de la Asociación Mundial de Salud Mental y protagonista junto a Franco Basaglia del proceso de desmanicomialización en esa ciudad.
Rotelli y su equipo técnico desarrollan actividades en Argentina en el marco del acuerdo de cooperación que suscribió con el Órgano de Revisión Nacional (ORN) de la Ley de Salud Mental de la Nación y en ese marco se articuló con la secretaría técnica de homólogo provincial, que preside la Defensoría del Pueblo bonaerense, la recorrida a la Unidad 34.
De la visita al establecimiento ubicado en Melchor Romero, el único dispositivo que existe en la Provincia con características especiales para alojar a usuarios de servicios de salud mental inimputables o en conflicto con la ley penal, también participaron Gabriela Spinelli (ORN); el equipo técnico de la Defensoría ante el Tribunal de Casación Penal, que conduce Mario Coriolano; el director provincial de Salud Penitenciaria del ministerio de Justicia, Javier Zuvliman; y el director de Salud Mental, Juan Carranza; el asesor del ORL bonaerense, Marcelo Carignani y la coordinadora de la secretaría ejecutiva, Verónica Alais.
Norbedo se interiorizó en la Unidad 34 del sistema y los dispositivos que se utilizan en la Provincia para alojar a las personas con padecimiento mental y a los inimputables. Y en ese marco, detalló el modelo en práctica en la ciudad italiana, frente al esquema bonaerense.
Rotelli, que junto a Basaglia motorizó el cierre de los manicomios en Trieste, tiene a su cargo las residencias, que son casas donde los usuarios inimputables transitan sus medidas de seguridad, después de haber logrado clausurar el Hospital Psiquiátrico Criminológico, una especie de cárcel al estilo de la Unidad 34.