Pablo Carlos Demetrio nació hace 37 años en un campamento gitano en Mar del Plata. Por la dinámica y las costumbres familiares no fue inscripto, por lo que recién de adulto pudo comenzar un largo recorrido que finalizó con la obtención de su primer DNI gracias al acompañamiento de la Defensoría del Pueblo bonaerense.
“Me transpiré todo”, dice Pablo con alegría al recibir su acta de nacimiento y su documento y repasar así unos 30 años de lucha por estos papeles esenciales en la vida de todas las personas.
Todo comenzó hace años en el Juzgado de Familia N°8 del Departamento Judicial La Plata, donde Pablo inició su solicitud de inscripción registral, que era la modalidad en la que entonces había que realizar este tipo de trámites.Sin embargo, los tiempos de la causa y los requisitos que le exigían hicieron que padeciera muchos años sin resultados favorables.
Fue recién 2020, cuando se sancionó la Ley 26.711 que desjudicializó las inscripciones tardías de nacimiento, el año que marcó un antes y un después en su vida.Con la ampliación del Programa Mi Identidad Mi Derecho, implementado por el Registro de las Personas, con quien la Defensoría del Pueblo acordó facilitar y agilizar estas gestiones, Pablo encontró una puerta abierta para solucionar la situación de vulnerabilidad extrema que atravesaba al no poder ejercer sus derechos fundamentales.
El área de Identidad que conduce Claudia Corrado tomó el caso, lo asesoró y lo ayudó a que pudiera conseguir su documentación luego de cuatro años de gestiones administrativas que esta vez sí tuvieron un final feliz.
“Cada uno de estos casos representan una gran alegría para las personas que consiguen sus documentos después de tantos años como para quienes nos involucramos de lleno para que esto suceda. El derecho a la identidad es imprescindible, por eso entendemos la importancia de acompañar los miles de casos que siguen en esta búsqueda”, aseguró el Defensor del Pueblo, Guido Lorenzino.