Así lo afirmó el Defensor del Pueblo Adjunto Walter Martello, tras la sanción definitiva al proyecto de la Ley de Etiquetado Frontal de Alimentos.
Martello explicó que “ahora necesitamos una rápida reglamentación de la ley para que los efectos positivos de este nuevo sistema, registrados y documentados en otros países, puedan vislumbrarse en la Argentina”.
En ese sentido, el Defensor Adjunto, que tiene a su cargo el Observatorio de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (NNyA), sostuvo que esta Ley es una herramienta indispensable para contrarrestar los elevados índices sobrepeso (obesidad + exceso de peso) que afecta al 41,1% de los NNyA de entre 5 y 17 años en nuestro país.
En lo que se refiere específicamente a la obesidad, las últimas cifras oficiales muestran que los indicadores más preocupantes se encuentran entre los sectores de menores ingresos: mientras que el quintil 1 registra 20,3% de NNyA obesos, la tasa es de 18,4% en el quintil 5.
“Desde el Observatorio de Derechos de NNyA de la Defensoría del Pueblo venimos planteando desde el año 2018 que era necesaria esta reforma. Los datos oficiales nos muestran que la obesidad infantil impacta con más fuerza en los sectores socialmente más postergados. El etiquetado frontal democratiza la información nutricional de forma clara, sencilla y comprensible para toda la población”, explicó Martello.
Otros efectos positivos de este sistema se pueden ver a partir de lo registrado en Chile. Un reciente estudio, publicado en la prestigiosa revista científica The Lancet, no deja lugar a dudas:
• Se observaron descensos significativos en las compras de calorías, azúcar, grasa saturada y sodio, lo cual fue motivado por la reducción en las compras de productos comestibles y bebidas poco saludables “altos-en” en estos nutrientes (productos con etiqueta).
• En comestibles y bebidas ricos en calorías, las compras descendieron un 24% (49 kcal) diariamente por persona; las compras de azúcar descendieron un 27% (21 kcal) por persona al día, las de grasas saturadas descendieron un 16% (6 kcal) por persona al día y las de sodio descendieron un 37% (97 mg) por persona al día.
• Las compras de los siguientes productos “altos-en” en estos contenidos disminuyeron significativamente: jugos de frutas y verduras industrializados (-47%), bebidas y sustitutos lácteos (-31%), condimentos y salsas (-33%), carnes, aves y sustitutos de la carne (-11%), cereales para el desayuno (11%) y dulces y postres a base de cereales (-8%).
• Estas disminuciones también se observaron al analizar todas las compras de alimentos y bebidas, aunque se observaron aumentos en las compras de productos sin etiquetas de advertencia
Asimismo, también se viene registrando resultados alentadores en México y Uruguay, según Unicef: Se llevaron a cabo grupos focales con niños y niñas de entre 10 y 12 años y adolescentes de 15 a 18 años, entre quienes se comprobó que los octágonos negros tienen altos niveles de comprensión.
En el caso de México, la evidencia reciente indica de igual forma que niñas y niños en edad escolar con un bajo nivel socioeconómico entienden el etiquetado octagonal similar al de Chile.
En Uruguay, un estudio realizado con estudiantes de primaria mostró que un etiquetado frontal tiene un alto potencial para desincentivar el consumo de productos empacados no saludables. El efecto del etiquetado disminuye cuando el empaque lleva personajes u otros elementos que atraen la atención.