Son mujeres fuertes, que a lo largo de más de cuatro décadas nunca cedieron un centímetro de coraje a la hora de pedir por sus hijos e hijas o sus nietos y nietas, pero también por los de las demás, para que aparezcan, para saber qué pasó, para que no se repita el horror, para que la lucha por los derechos humanos sea su mayor legado, el que hoy homenajeamos.
Todos los 22 de octubre celebramos el Día Nacional del Derecho a la Identidad en conmemoración al nacimiento, hace 43 años, de Abuelas de Plaza Mayo. La potencia de ese hecho fundacional, cuya fuerza se mantiene hasta el presente, fue el génesis de una lucha que no pierde vigencia para mucha gente que aún necesita saber quién es, su nombre verdadero, su pasado, su sangre. El significado de su vida, en definitiva.
Como titular de la Defensoría del Pueblo bonaerense me comprometí desde el primer minuto de mi gestión a fortalecer el trabajo que el organismo lleva adelante para contribuir con esta búsqueda. Nuestro gran objetivo es ayudar a ampliar la red y el trabajo que le permita a muchas personas saber quiénes son.
Para eso nos vinculamos con Abuelas y con la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), con el fin de articular entre las organizaciones de derechos humanos locales, los municipios y las delegaciones de la Defensoría en toda la Provincia, la difusión de la búsqueda y la posibilidad de que las personas que tengan dudas sobre su identidad encuentren un espacio cercano y confiable al cual acudir.
Además, colaboramos con la Red de Trabajo sobre Identidad Biológica (RETIB), que busca garantizar el derecho a la identidad de cientos de personas que fueron apropiadas antes o después de la última dictadura cívico-militar, para amplificar las vías de acceso a este equipo y la consulta de personas que buscan esclarecer su origen y que hasta ahora no contaban con ayuda del Estado.
También apoyamos la candidatura al Premio Nobel de la Paz para las Abuelas, al recolectar 42 mil firmas para que les sea otorgado este galardón como reconocimiento a su incansable esfuerzo por reconstruir la memoria colectiva y su lucha por la verdad, una realidad que reconocemos tanto los argentinos como el mundo entero.
En sólo un par de años, un centenar de personas respondieron a nuestra propuesta y pudieron buscar respuestas acerca de su identidad. Estas gestiones nos marcan la importancia de haber generado este vínculo y la necesidad de seguir ampliándolo, para darle sentido a muchas historias que todavía permanecen ocultas y necesitan ser acompañadas para que puedan salir a la luz.
La lucha incansable por la verdad y la defensa de los derechos humanos ya son una política pública esencial para nuestro país, y gran parte de esta certeza la construyeron las Abuelas de Plaza de Mayo con su aporte fundamental a la historia argentina, una tarea sustancial que tuvo en la búsqueda de la identidad de muchas personas también la respuestas a muchas preguntas sobre la identidad de nuestro país.