Con la mira puesta en las condiciones de vida de las personas alojadas en la Unidad 6 de Dolores y los servicios que apuntan a su reinserción social, el Defensor del Pueblo Adjunto, Marcelo Honores, realizó un monitoreo del establecimiento resaltando la sobrepoblación que presenta en la actualidad.
Junto al secretario de Promoción de Derechos Humanos de la Defensoría, Luis Rech, y al funcionario de la Delegación Dolores, Juan de Dios Maldonado, Honores se entrevistó con el director del penal, Juan Lupo, y tomó contacto directo con internos de diferentes pabellones elegidos al azar durante la recorrida.
Del encuentro con las autoridades de la cárcel, surgió que el 70% de los alojados tienen causas en el Departamento Judicial Dolores, mientras que el resto se divide, fundamentalmente, entre Mar del Plata, Lomas de Zamora y La Matanza.
Tanto para los directivos de la institución como para los internos entrevistados, el principal problema que enfrentan es la sobrepoblación, que obliga a compartir celdas de espacio muy reducido a cinco y hasta seis personas, en las que comparten colchones y mantas; pasando a un segundo plano el deterioro estructural de un edificio que data de fines del siglo XIX.
Aún así, los internos tienen la posibilidad de trabajar, estudiar y practicar algún deporte (fútbol y rugby), mientras que en materia sanitaria cuentan con un plantel de médicos, que en la medida de ser necesario, recurre a clínicas de la ciudad o al Hospital Municipal.
En materia educativa, 72 internos siguen el ciclo primario y 130 el secundario, mientras otros 93 participan de los talleres de alfabetización; primeros auxilios; Braille; juegos didácticos en madera; grupo musical; música; coro; origami y papiroflexia; rap; literatura; teatro y oratoria. Asimismo, a los cursos no formales de marroquinería, construcción de mobiliario de decoración y peluquería asisten 60 internos.
En el plano laboral, dentro de la Unidad de Dolores las personas privadas de su libertad puede aprender herrería, carpintería, panadería, mecánica, electricidad, pintura de obra y plomería, aunque tanto en educación como en trabajo, la sobrepoblación dificulta el acceso de todos los interesados.
Del encuentro con las autoridades de la cárcel, surgió que el 70% de los alojados tienen causas en el Departamento Judicial Dolores, mientras que el resto se divide, fundamentalmente, entre Mar del Plata, Lomas de Zamora y La Matanza.
Tanto para los directivos de la institución como para los internos entrevistados, el principal problema que enfrentan es la sobrepoblación, que obliga a compartir celdas de espacio muy reducido a cinco y hasta seis personas, en las que comparten colchones y mantas; pasando a un segundo plano el deterioro estructural de un edificio que data de fines del siglo XIX.
Aún así, los internos tienen la posibilidad de trabajar, estudiar y practicar algún deporte (fútbol y rugby), mientras que en materia sanitaria cuentan con un plantel de médicos, que en la medida de ser necesario, recurre a clínicas de la ciudad o al Hospital Municipal.
En materia educativa, 72 internos siguen el ciclo primario y 130 el secundario, mientras otros 93 participan de los talleres de alfabetización; primeros auxilios; Braille; juegos didácticos en madera; grupo musical; música; coro; origami y papiroflexia; rap; literatura; teatro y oratoria. Asimismo, a los cursos no formales de marroquinería, construcción de mobiliario de decoración y peluquería asisten 60 internos.
En el plano laboral, dentro de la Unidad de Dolores las personas privadas de su libertad puede aprender herrería, carpintería, panadería, mecánica, electricidad, pintura de obra y plomería, aunque tanto en educación como en trabajo, la sobrepoblación dificulta el acceso de todos los interesados.