Con la sobrepoblación como principal eje de preocupación, la Defensoría desarrolló en las últimas horas un nuevo monitoreo sobre las condiciones de vida de las personas privadas de su libertad en la Unidad N°32 de Florencio Varela.
Los funcionarios de la secretaría de Promoción de Derechos Humanos de la Defensoría, Flavio Ponce y Matías Surigaragay, recorrieron las instalaciones y se entrevistaron con las autoridades del Penal, que con una capacidad para 466 internos, hoy alberga a 1.033, de los cuales solo 247 tienen condena firme mientras el resto está bajo proceso.
La Unidad 32 cuenta con un plantel de 236 efectivos (que se divide en turnos), entre personal de seguridad, administrativos y de sanidad, para atender a los 12 pabellones que conforman el establecimiento: 7 evangélicos; 2 de personas trans (ahora controladas por personal femenino del Servicio Penitenciario); 2 de internos que practican rugby; uno más que aloja al resto de la población.
Durante el relevamiento se informó sobre la “falta de personal médico”, sobre todo el domingo en el que “hay un solo profesional para todo el complejo”, mientras se detalló que el responsable del área además de las cuestiones sanitarias también realiza las tareas administrativas.
Asimismo, se estableció que hay 43 internos que padecen HIV, estabilizados, con tratamientos vigentes y rutinarios; y un caso de tuberculosis en fase de no contagio, aunque se enfatizó que “el tratamiento en una celda de aislamiento, no es el ambiente más adecuado para combatir la enfermedad”.
El monitoreo, que forma parte de las acciones de la Adjuntía en Derechos Humanos y Salud que encabeza Marcelo Honores, estableció además el faltante de medicamentos, en especial “antibióticos y analgésicos”, y también de tubos de oxigeno.
En materia de infraestructura, se puso especial énfasis en que la planta depuradora de efluentes cloacales - común a las unidades 32 y 42, que forman parte del mismo complejo penitenciario de Florencio Varela- “hace 5 años que no funciona”, mientras el grupo electrógeno está fuera de servicio y cuando se corta la energía hay faltante de agua.
Sobre el tema educativo, se indicó que solo 140 internos pueden estudiar “ya que no hay más capacidad física” para que más personas se incorporen; en tanto se dictan talleres formales e informales, uno de broches para comercializar fuera del penal, y otros para abastecimiento interno de la Unidad, de herrería, costura y marroquinería.
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