Por Marcelo Honores, Defensor del Pueblo Adjunto en Derechos Humanos y Salud de la provincia de Buenos Aires.
El primero de ellos es que la democracia recuperada, comenzando por el histórico juicio a las juntas, con avances y retrocesos, fue capaz de llevar a juicio a los responsables del terrorismo de estado.
Hoy en día continúan rindiendo cuentas, antes jueces independientes y con todas las garantías del debido proceso, aquellos que pisotearon todos los derechos, empezando por la vida misma. Memoria, verdad y justicia es la esclarecedora consigna que lo sintetiza.
Y en segundo término, la sociedad argentina ha dejado definitivamente atrás lo que en otros tiempos, aunque fuese en sectores minoritarios, aparecía como una cultura del golpe de estado, el acompañamiento de sectores civiles a las dictaduras, y en especial a la última, no era novedad en nuestro país.
A nadie se le ocurre hoy pensar en ningún atajo anticonstitucional, una democracia plena donde los ciudadanos eligen a sus representantes, se recuperó en el año 1983 y vino para quedarse.
Falta mucho por hacer, pero el juzgamiento al terrorismo de estado y la democracia recuperada para siempre, deben ser pilares en los que sostenernos para trabajar por lo que falta.