El Defensor del Pueblo Adjunto de la provincia de Buenos Aires, Walter Martello, advirtió que ante distintas regulaciones que impiden o limitan fumar en espacios públicos y privados, las tabacaleras vienen haciendo una fuerte apuesta al desarrollo del denominado “tabaco sin humo”.
En nuestro país, según indicadores oficiales, 20,2% de los jóvenes consumen actualmente algún producto de tabaco. El desagregado por género muestra que la cifra es más elevada entre mujeres que entre varones: 21,4% frente a 18,7%. Además, casi el 4% de los varones jóvenes se iniciaron en el hábito a partir del “Tabaco sin humo”: productos que se mastican, inhalan o chupan en lugar de fumarse.
Las respuestas provienen de 1453 estudiantes de escuelas públicas y privadas, de los cuáles 1.251 tenían entre 13-15 años al momento de realizarse el estudio que fue contratado por la Dirección Nacional de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades Crónicas no Trasmisibles. El informe fue publicado a fines de 2019.
El tabaco sin humo puede ocasionar serios problemas de salud, particularmente un mayor riesgo de cáncer de la boca, garganta, mejillas, encías, labios y lengua. La cirugía para extirpar el cáncer de estas áreas es muy invasiva y •generalmente, desfigura la cara. Sólo el 56% de las personas que tienen cáncer de la boca o la garganta viven más de 5 años después del diagnóstico. El uso del tabaco sin humo también aumenta el riesgo de cáncer del esófago, laringe, estómago y páncreas.
“En sus informes anuales sobre la epidemia del tabaquismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) viene alertando que los sabores atractivos en el tabaco con y sin humo -juntos con el cigarrillo electrónico y las pipas de agua- son las principales estrategias que vienen instrumentando las tabacaleras para captar a una nueva generación de clientes, especialmente entre adolescentes” advirtió el Defensor del Pueblo Adjunto, que tiene a su cargo el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de dicho organismo.
Martello también alertó sobre la peligrosidad del chimó, una variante de tabaco masticable, de larga tradición y muy consumido en Venezuela, que se comercializó sin restricciones en nuestro país hasta antes de la pandemia covid-19 y cuyos distribuidores podrían hacer ingresar nuevos cargamentos en el corto plazo. El chimó viene en forma de jalea, presenta elevadas concentraciones de nicotina, genera adicción y estudios científicos lo asocian con el desarrollo de distintos tipos de cáncer.
Ante la alarma que se detectó la semana pasada en Chile, a raíz de la venta masiva de chimó en el mercado informal de ese país, desde el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos se pudo detectar que este producto era ofrecido hasta hace pocos meses, a través de distintas plataformas on line, en nuestro país. También se podía conseguir en distribuidoras y comercios minoristas del Conurbano y Capital Federal.
El chimó no tiene aval científico ni cuenta con registro sanitario. “Ahora bien, a diferencia de lo ocurrido en el país trasandino, donde esta jalea ya penetró con fuerza en el mercado informal y se consigue con facilidad, en la Argentina se está a tiempo de actuar para evitar que prolifere. Hoy por hoy el producto se encuentra prácticamente agotado en el mercado local debido a las dificultades ocasionadas por la pandemia para la importación”, concluyó Martello.