El Defensor del Pueblo Adjunto en Derechos Humanos y Salud, Marcelo Honores, llevó adelante un monitoreo en el penal de régimen cerrado ubicado en 76 entre 9 y 11.
Un 66% de las personas privadas de su libertad que se alojan en la Unidad 9 de La Plata cursan estudios primarios, secundarios o universitarios mientras cumplen sus condenas, con lo que la matrícula educativa del penal se eleva a 1.231; 230 participan de talleres de oficios; y 280 forman parte de un programa de rehabilitación que les da contención y busca prepararlos a través de un “proyecto ciudadano” para su reinserción social.
Estos datos surgen del relevamiento que realizó el Defensor del Pueblo Adjunto en Derechos Humanos y Salud de la provincia de Buenos Aires, Marcelo Honores, en el penal de régimen cerrado ubicado en 76 entre 9 y 11, junto al secretario de Promoción de DDHH, Luis Rech, a donde además de entrevistarse con las autoridades del establecimiento, hicieron un detallado monitoreo de cuestiones que van desde la infraestructura, los servicios de salud y alimentación y los planes educativos y recreativos que reciben los internos.
En el plano educativo, un tema que destacan los directivos del penal, hay 394 internos que cursan el ciclo primario; 306 el secundario; 71 el nivel terciario y 151 el universitario, que tiene a derecho y periodismo como las carreras con mayor número de inscriptos; mientras hay 309 que siguen estudios no formales, lo que conforma un total de 1.231 personas que reciben algún tipo de formación.
A todo esto, el Programa Integral de Asistencia y Tratamiento para Jóvenes Adultos (PIATJA), destinado a una franja etárea de entre 18 a 21 años, prorrogable hasta los 25 años, cuenta con un sector exclusivo que alberga a 80 internos, a los que se suman otros 200 alojados en otros pabellones del penal.
El Programa consta de tres etapas:
Asimismo, en la Unidad 9 los internos tienen la posibilidad de practicar deportes como fútbol y rugby; y en materia laboral pueden acceder a los talleres de chapa y pintura, carpintería, herrería, fábrica de guantes, mecánica, marroquinería, electrónica, panadería (fabrican el pan para la Unidad) y aberturas de aluminio. En total participan unas 230 personas.
Estos datos surgen del relevamiento que realizó el Defensor del Pueblo Adjunto en Derechos Humanos y Salud de la provincia de Buenos Aires, Marcelo Honores, en el penal de régimen cerrado ubicado en 76 entre 9 y 11, junto al secretario de Promoción de DDHH, Luis Rech, a donde además de entrevistarse con las autoridades del establecimiento, hicieron un detallado monitoreo de cuestiones que van desde la infraestructura, los servicios de salud y alimentación y los planes educativos y recreativos que reciben los internos.
En el plano educativo, un tema que destacan los directivos del penal, hay 394 internos que cursan el ciclo primario; 306 el secundario; 71 el nivel terciario y 151 el universitario, que tiene a derecho y periodismo como las carreras con mayor número de inscriptos; mientras hay 309 que siguen estudios no formales, lo que conforma un total de 1.231 personas que reciben algún tipo de formación.
A todo esto, el Programa Integral de Asistencia y Tratamiento para Jóvenes Adultos (PIATJA), destinado a una franja etárea de entre 18 a 21 años, prorrogable hasta los 25 años, cuenta con un sector exclusivo que alberga a 80 internos, a los que se suman otros 200 alojados en otros pabellones del penal.
El Programa consta de tres etapas:
- 1) admisión.
- 2) tratamiento
- 3) proyecto ciudadano, que es la última etapa, próxima a la recuperación de la libertad y que apunta claramente a la reinserción social.
Asimismo, en la Unidad 9 los internos tienen la posibilidad de practicar deportes como fútbol y rugby; y en materia laboral pueden acceder a los talleres de chapa y pintura, carpintería, herrería, fábrica de guantes, mecánica, marroquinería, electrónica, panadería (fabrican el pan para la Unidad) y aberturas de aluminio. En total participan unas 230 personas.