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“La “ejecución” de la nueva crítica parece una tarea de higiene pública”. Crítica y verdad. (Roland Barthes, 1972)
Para continuar en la misma línea de lo que venimos revisando, la propuesta de este newsletter es poner el foco en la Violencia Institucional, dado el contexto ominoso en el que nos encontramos. Para esto, es menester intentar definir de qué se trata. A continuación te dejamos un disparador…
Violencia institucional, hace referencia a “prácticas estructuradas de violación de derechos por parte de funcionarios pertenecientes a fuerzas de seguridad, fuerzas armadas, servicios penitenciarios y efectores de salud en contextos de restricción de autonomía y/o libertad (detención, encierro, custodia, guarda, internación, etc.)”. Es una práctica de una matriz cultural de fuerzas policiales que no logran comprender cuál es su rol en la sociedad y que probablemente se guíen desde la impunidad y el autoritarismo.
Es en este sentido que podemos pensar que la actual sociedad promueve constantemente procesos de exclusión y desubjetivación, habitamos contextos socioeconómicos imprevisibles, donde lo que predomina es la exclusión, el trabajo en condiciones no dignas, programas sociales y de salud que apuntan a la urgencia, y que no alcanzan a cubrir a todas las personas; habitamos un contexto social donde lo que importa es uno y no el otro, “el sálvese quien pueda”, así podemos afirmar que las redes de sostén están dañadas, llegando al extremo del empobrecimiento del lazo social, donde se intenta disciplinar e individualizar, entendiendo que esto implica quitar todo rasgo subjetivante , ya que el sujeto se construye en la interacción con su medio social, no nacemos sujetos, sino que devenimos tales en y a través de lo social; y por sobre todo, “enderezar” a todo aquel que alce la voz y denuncie, favoreciendo modos de adaptación del tipo de oposicionismo, despersonalización, o bien transformar a ese otro, en totalmente funcional al sistema.
La Violencia Institucional es un tipo de control social, entendiendo por ello un sistema o dispositivo que contiene un conjunto de estrategias y sanciones, tendientes a garantizar y efectivizar el sometimiento de los grupos humanos a dichas reglas.
El contrato individuo-sociedad se autorregula y funciona mientras se cumplen con las obligaciones, responsabilidades y mecanismos impuestos para ambas partes, cuando este se rompe, se anula, irrumpe la violencia, llegando al extremo de eliminar al otro. Así como hay momentos de subjetivación, hay momentos y procesos de desubjetivación dejando de manifiesto la violencia, las relaciones de tiranía y de poder, la amenaza, el pasaje al acto, dando lugar al no pensar, entre otros fenómenos.
Es por tanto que para consolidar el principio de igualdad y no discriminación, como así también garantizar el trato digno a todas las personas, hay que re pensar cada una de las prácticas institucionales, sobre todo aquellas vinculadas con el control de la autonomia y libertad de las personas vulneradas, partiendo del prisma de los derechos humanos. (Declaración Universal de los Derechos Humanos, art. 1°) Tenés derecho a expresar libremente tus opiniones. (Declaración Universal de los Derechos Humanos, art. 19°)
“Tu voz cuenta. Tienes derecho a decir lo que piensas, a compartir información y a reivindicar un mundo mejor. También tienes derecho a estar o no de acuerdo con quienes ejercen el poder y a expresar tus opiniones al respecto en actos pacíficos de protesta.” (https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/temas/libertad-de-expresion/)
¿Cómo es la sociedad que querés? ¿Podrías pensar, entonces, a la libertad de expresión como Derecho Humano? ¿Cuál es tu accionar ante el uso ilegítimo e irracional de las fuerzas de seguridad y de las instituciones que lo avalan?
05/02/2024
García Navarro Samanta, González Luciana A., Molina Piñero Felicitas