Poner en la agenda pública la problemática de las infancias y adolescencias trans, es la intención de la Defensoría del Pueblo bonaerense al cumplirse 4 años del otorgamiento del DNI a una niña trans de 6 años, el primer caso reconocido por el Estado y que se transformó en la primera persona de esta edad en el mundo en recibir un documento acorde a su identidad autopercibida.
Poner en la agenda pública la problemática de las infancias y adolescencias trans, es la intención de la Defensoría del Pueblo bonaerense al cumplirse 4 años del otorgamiento del DNI a una niña trans de 6 años, el primer caso reconocido por el Estado y que se transformó en la primera persona de esta edad en el mundo en recibir un documento acorde a su identidad autopercibida.
“Esta circunstancia de enorme trascendencia histórica nos lleva a la necesidad de esforzarnos desde el organismo a llevar a cabo un campaña que de visibilidad de los niños y adolescentes trans para mostrar su realidad de exclusión y discriminación, frente a una sociedad que tiene forzosamente el 'deber' de normalizar, corregir o hasta castigar a otros, desde sus propias visiones o creencias”, sostuvo el Defensor del Pueblo Adjunto General, Walter Martello.
Las identidades trans infantiles como adolescentes representan una temática aún más compleja por el adultocentrismo con que nos movemos en la vida cotidiana y en la vida pública. Aún no hemos asumido como sociedad que niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de derechos. Debemos asumir que la vivencia de la propia identidad se construye día a día, desde la primera infancia, sin que existan reglas predeterminadas sobre cómo se expresa en cada niño o niña.
“Nuestro objetivo es profundizar las estrategias y acciones concretas para eliminar la violencia y la discriminación que sufre la infancia trans y que puede manifestarse como lo ha señalado Unicef, a partir del aislamiento por parte de compañeros y compañeras en la escuela, en la casa o en la comunidad; marginalización y exclusión de servicios esenciales como educación y asistencia médica; abandono por parte de la familia y la comunidad; acoso y hostigamiento escolar (bullying) e intimidación y violencia física y sexual, incluyendo violaciones sexuales 'correctivas', entre otras.”, indicó Martello.
En tanto, Lohan, perteneciente al colectivo trans, planteó que “cuando el estado me otorgó el DNI fue una manera de reparar todo el daño producido todos estos años por querer encasillarme en un género al que no pertenecía. Aún falta mucho trabajo para la inclusión de las personas trans desde la infancia”.
“En el marco del respeto de los derechos humanos, nuestro esfuerzo se ciñe a la construcción de una sociedad más diversa, inclusiva e igualitaria que respete el plan de vida de cada habitante. Nos sumamos y nos ponemos a disposición de la Campaña Nacional por infancias trans sin violencia ni discriminación convencidos”, concluyó Martello.
“Esta circunstancia de enorme trascendencia histórica nos lleva a la necesidad de esforzarnos desde el organismo a llevar a cabo un campaña que de visibilidad de los niños y adolescentes trans para mostrar su realidad de exclusión y discriminación, frente a una sociedad que tiene forzosamente el 'deber' de normalizar, corregir o hasta castigar a otros, desde sus propias visiones o creencias”, sostuvo el Defensor del Pueblo Adjunto General, Walter Martello.
Las identidades trans infantiles como adolescentes representan una temática aún más compleja por el adultocentrismo con que nos movemos en la vida cotidiana y en la vida pública. Aún no hemos asumido como sociedad que niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de derechos. Debemos asumir que la vivencia de la propia identidad se construye día a día, desde la primera infancia, sin que existan reglas predeterminadas sobre cómo se expresa en cada niño o niña.
“Nuestro objetivo es profundizar las estrategias y acciones concretas para eliminar la violencia y la discriminación que sufre la infancia trans y que puede manifestarse como lo ha señalado Unicef, a partir del aislamiento por parte de compañeros y compañeras en la escuela, en la casa o en la comunidad; marginalización y exclusión de servicios esenciales como educación y asistencia médica; abandono por parte de la familia y la comunidad; acoso y hostigamiento escolar (bullying) e intimidación y violencia física y sexual, incluyendo violaciones sexuales 'correctivas', entre otras.”, indicó Martello.
En tanto, Lohan, perteneciente al colectivo trans, planteó que “cuando el estado me otorgó el DNI fue una manera de reparar todo el daño producido todos estos años por querer encasillarme en un género al que no pertenecía. Aún falta mucho trabajo para la inclusión de las personas trans desde la infancia”.
“En el marco del respeto de los derechos humanos, nuestro esfuerzo se ciñe a la construcción de una sociedad más diversa, inclusiva e igualitaria que respete el plan de vida de cada habitante. Nos sumamos y nos ponemos a disposición de la Campaña Nacional por infancias trans sin violencia ni discriminación convencidos”, concluyó Martello.