30 de Julio: Día Mundial contra la trata de personas


Espacio de Revisión Discursiva #13

Área de Orientación Pericial

“En todo el mundo, una de cada tres víctimas trata de seres humanos es un niño, en su mayoría, niñas”. (Naciones Unidas)

El Día Mundial contra la Trata fue proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en la resolución 68/192 el 18 de diciembre del 2013. El 30 de julio de cada año es un día reservado para tomar conciencia de la difícil situación de las personas vulneradas por la trata de personas como así también para promover y proteger sus derechos.

La trata de personas es un delito y una grave violación de los derechos humanos de enorme envergadura, que se da en situaciones de extrema vulnerabilidad. (OIM, 2022).

El Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata en su artículo n°3 define a la trata como: “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”.

Según los datos de Naciones Unidas: "se estima en 2,5 millones el número de personas víctimas de la trata. Sin embargo, se calcula que por cada víctima de la trata de personas identificada existen 20 más sin identificar".

La trata y el tráfico de personas en sus diferentes manifestaciones

“Una persona mentalmente estable tiene la capacidad de discernir entre el bien y el mal, por tanto tiene capacidad jurídica y se le puede culpar por sus actos, pero, cuando hablamos de trata, las víctimas pierden esta condición y el Estado debe protegerlas”. (Paparelli Claudia, 2019)

Las personas que han pasado por esto sufren un grado de explotación tal que se asocia a la trata con la esclavitud moderna del siglo XXI. La trata suele confundirse con tráfico de personas, sin embargo, la trata atenta contra la integridad de las personas mientras que el tráfico de seres humanos atenta contra la integridad de los Estados. (National Geographic)

En la trata de personas, las mismas no tienen poder de decisión y son objeto de explotación; en cambio en el tráfico, aunque las personas tuvieron poder de decisión, los riesgos que amenazan su vida siguen presentes. Por ejemplo, un caso de tráfico de personas puede convertirse en uno de trata si las personas son explotadas en cualquiera de sus formas. (ACNUR, sf)

Existen diversos tipos de trata, entre ellos encontramos:

1. La imposición de trabajo o de servicios forzados, la esclavitud o prácticas similares a la esclavitud, servidumbre o a la mendicidad

2. La explotación sexual, incluyendo la pornografía.

3. La explotación para realizar actividades delictivas.

4. La extracción de órganos corporales.

5. La celebración de matrimonios forzosos.

Señales para la detección de trata de personas

Según la entidad social Diaconía España, en su proyecto de “Desactiva la trata’’ mencionan las siguientes señales:

- Viven y duermen en su lugar de trabajo. En muchas ocasiones, con muchas personas y en un espacio reducido.

- Demuestran desconfianza o sospecha, al hablar con personas desconocidas o autoridades.

- No están en posesión de sus pasaportes, documentos identificativos o legales.

- Tienen falta de pertenencias básicas o dinero, a pesar de poseer un teléfono móvil.

- Pueden tener signos de maltrato o encontrarse en un estado de mala salud o descuido físico.

- Mencionan la presencia de una deuda con otra persona.

- No controla sus ingresos, o recibe muy poca o ningún tipo de remuneración.

Población con mayor riesgo de sufrir trata

Un factor común entre las personas que sufren o han sufrido la trata es su condición vulnerable, especialmente mujeres, niños y hombres en situaciones económicas precarias, que los llevan a ser captados por las redes de crimen organizado y pasar a engrosar la extensa lista de personas que han sufrido trata de personas. (National Geographic).

La trata se ve impulsada por una compleja conjunción de factores sociales, económicos y políticos. Los conflictos y las persecuciones, la pobreza y la inestabilidad política, la falta de acceso a la educación y al empleo, las migraciones y los desplazamientos, la desigualdad de género y la discriminación, las catástrofes naturales y el cambio climático crean condiciones que aumentan la trata de personas en todo el mundo.

Los tratantes se aprovechan de esta desesperación, disparidad y carencia, enfocándose particularmente en personas vulnerables, marginadas o en situaciones difíciles, incluidos los migrantes irregulares o en situación de tráfico y las personas con necesidad urgente de trabajo. (ONU, 2024).

Explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes

Se entiende por explotación sexual comercial a una violación de DDHH y una forma de explotación económica que ocurre cuando una persona o grupo de personas utilizan a niños, niñas y adolescentes en actividades sexuales con el objetivo de satisfacer sus intereses o los de terceros, a cambio de cualquier tipo de remuneración.

La OIT distingue cuatro modalidades:

* relaciones sexuales remuneradas;

* pornografía;

* turismo sexual;

* tráfico de NNyA para actividades sexuales. (Pastor, R. s/f)

Por otro lado proponemos repensar la forma de denominar este tipo de delitos dado que la violencia sexual y la explotación sexual no solo responden a crímenes contra la integridad sexual sino que abarca un daño masivo en toda la persona que lo padece. De la misma manera que abuso sexual infantil es una forma degradante de denominación, pretendemos revisar el concepto de pornografía infantil, el cual consideramos que se encuentra dentro de la cadena de eslabones de la explotación sexual.

Para esto retomamos a Sonia Almada, psicóloga especializada en abusos sexuales contra las infancias, menciona en sus libros y escritos que existe hace tiempo una fuerte tendencia a la "pedofilización" del deseo, es decir ofrecer cuerpos infantiles erotizados para su consumo. Esta tendencia se puede ver en los comerciales de marcas de ropa, en las publicidades en redes sociales y en la oferta de este tipo de sitios que fomentan la explotación, como por ejemplo el mercado negro.

Por otro lado Jane Felipe, antropóloga, historiadora, activista política y defensora de los derechos humanos en Brasil, cuando se refiere a la exposición de los cuerpos de los niños, colocados como objetos de deseo y consumo, en particular el cuerpo femenino, utiliza el término “pedofilización” para discutir el proceso por el que la sociedad pone a los cuerpos de los niños femeninos como cuerpos erotizados, deseables para el placer.

Relatos en primera persona

Chinara, 4 de Julio del 2022: Le prometieron ganar mucho dinero limpiando casas en el exterior, pero cuando llegó al lugar se encontró con algo muy diferente. Chinara relata: “Lo que vi no era lo que me habían prometido. Era una vivienda para trabajadoras sexuales. Fui testigo de cómo muchas de mis amigas se dedicaron a eso, tras haber sido forzadas a ingerir drogas, y luego se convirtieron en adictas. Cuando uno cae en eso, se convierte en otra persona”.

“Muchas mujeres perdieron la vida por la ingesta de drogas. Vivíamos una vida que no habíamos elegido. Nos trataban como animales, era un infierno”.

La trata de personas en Argentina

En Argentina los tratantes de personas explotan tanto a víctimas nacionales como extranjeras. Los adultos y niños argentinos son víctimas de trata con fines de explotación sexual y laboral en otros países. En su mayoría las victimas de trata son personas transgénero raptadas en el país y enviadas a Europa Occidental, las mujeres, personas con discapacidades o enfermedades mentales, los adultos y niños varones utilizados para trabajos forzosos, especialmente provenientes de las provincias del Norte.

La Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX) en Argentina abrió 220 investigaciones en 2020, 175 investigaciones en 2021 (101 casos de trata con fines de explotación sexual, 58 casos de trata con fines de explotación laboral, 6 casos de trata con ambos fines y 10 casos de formas indeterminadas de explotación u otros delitos de explotación) y 61 investigaciones en 2022 (38 casos de trata con fines de explotación sexual, 10 casos de trata con fines de explotación laboral, 4 casos de trata con ambos fines y 9 casos de formas indeterminadas de explotación).

Según el Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento de las Personas Damnificadas por el Delito de Trata en el 2023 fueron rescatadas 1609 personas que sufrirán la trata. Desubjetivación de las personas vulneradas por la trata.

La trata de seres humanos es considerada una forma de esclavitud moderna y una de las peores violaciones a los derechos humanos. Es a través de la comisión de este delito que a la persona vulnerada se la cosifica, convirtiéndola en un objeto susceptible de ser comercializado, deja de ser reconocida por los tratantes como un sujeto de derecho para pasar a ser un mero cuerpo pasible de intercambio y objeto de consumo.

Según Hilda Marchiori, doctora en psicología, especializada en psicología criminal, existe una variedad de consecuencias que puede acarrear el delito en las personas vulneradas, según se considere el tipo de violencia padecida y las características propias de la personalidad de quien las sufre.

Ante un caso de trata de personas con fines de explotación sexual hay efectos que aparecen inmediatamente, como las lesiones físicas. Pero las secuelas psicológicas y sociales generalmente adquieren resonancia en momentos muy posteriores al hecho y pueden acompañar a la persona gran parte de su vida si no recibe el apoyo profesional adecuado.

Entre ellas, podemos mencionar el estrés, conmoción, desorganización de la personalidad, incredulidad, paralización temporal, terror, aturdimiento, desorientación, sentimientos de soledad, depresión, vulnerabilidad y angustia.

Para adentrarnos en cómo impacta la sistematización de este delito, necesitamos hablar de vulnerabilidad. La misma no es individual sino estructural, las situaciones de vulnerabilidad no son consecuencia de un problema o incapacidad individual, sino del propio funcionamiento intrínseco del sistema económico, social y político; y, muchas veces, de la incapacidad de los Estados para generar políticas que permitan transformar aquellas condiciones.

Por otro lado, se evidencian fenómenos como la indefensión aprendida y la no autopercepción en su condición de “víctima”. La indefensión aprendida inhibe a la persona vulnerada ante situaciones aversivas o dolorosas cuando las acciones para evitarlo no han sido suficientes, terminando por desarrollar una actitud pasiva. Las mujeres tratadas están tan “acostumbradas” a la explotación ejercida contra ellas que la terminan naturalizando.

En consonancia con esto, Alejandro Cilleruelo, abogado y doctor en derecho penal señala que la violencia y los abusos a los que son sometidas las personas vulneradas originan en ellas: “negación, disociación, que actúan como detonante de otros síntomas, como ser la despersonalización (la experiencia abusiva no la vive como propia, sino como algo que le ocurre a otra persona), percepción alterada de la temporalidad o pérdida de memoria, borrando de sus recuerdos los momentos más duros”.

Esta disociación no les permite el auto-reconocimiento de su situación de “víctima”. Es por tanto que la autoidentificación es crucial para que las personas vulneradas puedan abandonar la situación de explotación o buscar ayuda para lograrlo. Pero, si para ellas es difícil reconocerse afectadas por el delito, en muchos casos también lo será para los operadores de la justicia y fuerzas de seguridad involucrados en la temática, quienes además poseen habitualmente no cuentan con la formación en materia de género y por el contrario, traen consigo preconceptos sexistas de lo que debe ser una persona (y más si es mujer) - “víctima”.

Desde una mirada integral con perspectiva de género y derechos humanos, podemos explicar cómo las personas que han sido vulneradas sistemáticamente, acomodan o distorsionan la realidad para que ésta sea mejor tolerada, dado que en la base de este fenómeno actúan mecanismos de defensa que nuestro aparato psíquico articula para reducir los montos de angustia.

Los mismos constituyen una modalidad defensiva encargada de aminorar las consecuencias de un evento traumático para que la persona pueda seguir viviendo con relativa “normalidad”. Entre estos mecanismos defensivos podríamos señalar, en primer término, a la negación a través de la cual nos rehusamos a reconocer aspectos de la realidad que son evidentes para los demás pero nos resultan intolerables.

En la trata, la explotación alcanza una intensidad de tal magnitud que, para afrontarla, niegan experimentarla. Otra modalidad de defensa que encontramos habitualmente en las personas explotadas, es la disociación por medio de la cual llegan a sufrir procesos donde se desconectan de su realidad emocional y consiguen que su cuerpo se aleje, desvinculándose de la realidad a la que están sometidas.

Las personas explotadas suelen tener explicaciones convincentes del por qué ellas no deben ser consideradas “víctimas”, procurando una argumentación fundada de su situación mediante el mecanismo de la racionalización. Frente a una representación inaceptable, vemos cómo a través de la represión se la desaloja de la conciencia (o se impide su acceso) por hallarse ligada a una carga afectiva que no se puede tolerar a nivel del sistema consciente. De este modo el sujeto rechaza recuerdos, imágenes y pensamientos que serían intolerables si se mantuvieran conscientes.

Otro recurso de autoprotección es la identificación con el agresor. Su esencia está en el hecho de que al enfrentar una amenaza desde el exterior, la persona vulnerada se identifica con la fuente de la amenaza, y asume la agresión u otras cualidades de la personalidad amenazante. No podemos dejar de referirnos al Síndrome de Estocolmo que se establece como un mecanismo psicológico de autoprotección cuando una persona vulnerada intenta resguardarse de experiencias psicológicas más traumáticas. La misma muestra signos de lealtad hacia el explotador, independientemente del peligro (o al menos riesgo) en el que ha sido colocada.

En definitiva, al no asumirse como “víctimas”, creen que de ese modo se adjudican la única responsabilidad por lo que hacen, elevando así su valoración personal y de esa manera evitan tener que enfrentar la dura realidad de su condición de estar siendo explotadas y vulneradas por otro. Es una distorsión que obliga a la persona a defender radicalmente su posición. Se activan estas modalidades de defensa para permitir el ajuste adaptativo de la persona a su ambiente.

No menos importante es el temor que tienen a las represalias por parte de los explotadores, y un sinfín de conjeturas respecto a las consecuencias disvaliosas que la acción de enfrentar su propia realidad conllevaría. A propósito de ello, se estima oportuno indicar que, por su situación de vulnerabilidad, dicha asunción podría destinarlas a consecuencias temidas tales como perder su medio de sustento. Esto las acorrala dentro del nivel más básico del principio de autoconservación por el cual buscarán mantener su fuente de trabajo como sostén personal y, aún más, si tienen familiares a cargo.

Por todo lo mencionado anteriormente, resulta crucial que todos los actores involucrados en una investigación de tal índole, centren su intervención en la persona vulnerada, en sus derechos y en restablecer los mismos, junto con la dignidad y la autodeterminación. Todas ellas merecen sentirse seguras y respaldadas durante las investigaciones penales puesto que cuando se brinda asistencia de calidad, respuestas compasivas y cuidados esenciales, no sólo se pueden recuperar de su victimización, sino que generalmente estarán más dispuestas a presentar evidencia sólida y testimonio en la persecución judicial del delito, dando lugar a un acto reparatorio en la intervención.

Recursero

¿Dónde acudir en caso de querer denunciar?

Denuncias a nivel Nacional: Si tenés información sobre cualquier forma de explotación de personas (aunque sea una situación dudosa), podés contactar a la LÍNEA 145 (PROTEX), atendida por operadoras especializadas (psicólogas y trabajadoras sociales) que están disponibles para tomar denuncias, orientarte y brindarte asistencia. Podés llamar desde cualquier lugar del país durante las 24 horas, los 365 días del año. La denuncia puede ser anónima.

¿Qué podés denunciar?

La existencia de avisos sobre ofertas de comercio sexual o prostíbulos encubiertos que estén funcionando como bar, cafetería, casa de masajes o privados, entre otros que funcionan como fachada.

La reducción a la servidumbre y/o el trabajo forzado en talleres textiles, trabajo rural o casas particulares.

La desaparición de una persona.

No hay que esperar 48 horas para hacer la denuncia.

A nivel Internacional: ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) https://www.acnur.org/ OIM Organización Internacional para las Migraciones | OIM, ONU (iom.int) Teléfono +41 22 717 9111 DESACTIVA LA TRATA, España. Teléfono de emergencia 24hs: 667 62 62 13 https://diaconia.es/desactivalatrata/