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“No hay revolución sin revolucionarios” (Gral. San Martín)
¿Qué pensamiento se te viene a la mente cuando hablamos de patria y revolución? En Argentina, los 25 de Mayo de cada año se conmemora la Revolución de Mayo que constituye el nacimiento de nuestro primer gobierno patrio en el año 1810. Antes del año 1810 no existía nuestra Nación como la conocemos hoy. La extensión territorial era mucho más extensa y se la conocía como Virreinato del Río de La Plata. Tampoco había libertad política ya que el gobierno era ejercido por la Corona Española y nuestro territorio era considerado una colonia.
En términos etimológicos, la palabra Colonización proviene del latín colonus y está asociada al asentamiento de personas o poblaciones sobre nuevas tierras limítrofes o conquistadas. Una colonización se produce a través de una conquista, la cual es denominada como un proceso histórico por el que un Estado toma posesión, por la fuerza, de territorios pertenecientes a otra comunidad. Así como también poseer las tierras, los recursos, materia prima, o incluso a las personas para esclavizar. (Arellano, 2024)
La conquista y posterior colonización del territorio que hoy conocemos como nuestra Nación comenzó con la llegada de Cristóbal Colón en el año 1492 al denominado “nuevo mundo”, el cuál ya era habitado por comunidades originarias. Por esta razón hablamos de conquista y no de descubrimiento.
Revolución de Mayo
En el mes de mayo de 1810, un grupo de personas, motivados por la crisis política y económica que vivía en aquella época en todo el Virreinato del Río de La Plata decidieron tomar el control del gobierno. Así un 25 de Mayo se dio lugar a la Primera Junta que constituyó nuestro primer gobierno patrio.
La Revolución popular contra el dominio de la colonia española fue uno de los eventos más importantes en nuestra historia ya que tuvo un impacto muy significativo en la sociedad, la política y la cultura Argentina, y sentó las bases para la independencia que ocurriría un tiempo después.
Argentina se convirtió, entonces, en una de las primeras colonias americanas en revolucionarse contra sus conquistadores. “Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce, lo que vale, lo que puede y lo que sabe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte, mudar de tiranos, sin destruir la tiranía”. (Moreno Mariano, 1915)
La revolución generó un cambio profundo a nivel social y político, hizo posible que se instaurara la abolición de la esclavitud y la promoción de los derechos humanos. Como así también se impulsó la educación pública y la construcción de instituciones científicas. Las mujeres en la Revolución de Mayo: un rol clave que fue silenciado.
La historia la escriben los que ganan y en el siglo XXI la reescriben las mujeres.
Para reescribir la historia, retomamos en este caso a Gabriela Mitidieri, profesora y licenciada en Historia de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e integra el Instituto de Género de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Su mirada es resonante con la nuestra, haciendo mención a que estamos acostumbrados a aprender en las escuelas que los protagonistas son hombres y, si bien no tendríamos la ruptura sin hombres como San Martín, Bolívar y Belgrano, el detrás de escena es más complejo.
Las mujeres están y estamos en todos lados. Insistimos, nuestra mirada propone ampliar el foco y arrojar luz sobre aquello que estuvo oculto históricamente, rescatando a aquellas mujeres que también cumplieron un papel fundamental en nuestro devenir cultural. La ruptura de 1810 también implicó un momento de posibilidades para distintos sujetos sociales, entre ellos las mujeres, afrodescendientes y criollas.
El siglo XX difundió un relato que destacaba a los grandes héroes de la patria. La historia la escriben los que ganan, dicen. Pero cada época abre debates en la sociedad que interpelan los hechos del pasado y los revisan para volver a contarlos.
Así aparecen las heroínas más o menos anónimas que participaron de los acontecimientos de 1810. Tomaron las armas, cosieron la bandera y los uniformes, cuidaron de los soldados y de los negocios familiares. Se unieron y organizaron. Algunas trascendieron con nombres propios de aristócratas y guerreras. Otras, de apellidos desconocidos, tomaron las consignas de libertad para disputar las reglas de la época y conquistar derechos. Fueron heroínas anónimas que dieron batalla y ganaron micro revoluciones.
Las grietas del relato del 25 de Mayo permiten pensar cómo las sujetas y sujetos menos poderosos reinterpretaron las consignas de libertad e independencia. Para Mitidieri rescatar a las heroínas de la Revolución es disputar los relatos históricos. Cada nueva generación de historiadores tiene preguntas marcadas por los debates de su época.
La perspectiva de género desde hace años intenta abrirse espacio en los nichos académicos para pensar qué relatos construimos. Es interesante ver cómo el relato histórico es un terreno de disputa y es importante disputar esos grandes relatos del siglo XIX y la ruptura con el orden colonial.
“Enseñarle a esos jóvenes que la Patria no empezó hoy porque tenemos una herencia que recibir, que custodiar, pero también una herencia que trabajar en el presente para proyectarla en las utopías del futuro”. (Papa Francisco, 2011)